Acá reúno todos los artículos que he escrito para Belelú y algunas cosas más. Soy periodista y fanática del cine y la moda. Mi sueño es escribir un día para Vogue.

lunes, 25 de junio de 2007


“¡Hijo de perra!”





Preciso, conciso, sobrio, parco ¡Realismo sucio!

Raymond Carver, es un norteamericano que marcó el estilo minimalista de la escritura yanki. Sus textos entregan los datos exactos y necesarios para comprender las escenas, sin confeti.

Nació en 1938. Proveniente de una familia humilde, se desarrollo como escritor bajo el alero de John Gardner en el Chico State Collage, California.

Sus escritos denotan la compleja situación de los obreros y el proletariado en esos años. En plena crisis económica norteamericana, la clase baja debía sacrificarse sobremanera para poder conseguir alimentos y abrigo.

Carver pertenece a este segmento y lo retrata. Intenta retratarse. Y lo logra.

Alcohólico, igual que su padre, remarca este vicio en sus cuentos. Por ejemplo, en su Antología crea distintos personajes que son prisioneros de la bebida, los que se ven entristecidos y corroídos por ella. Holly, la chica de los ojos verdes es una de las víctimas.

Explota la decadencia y las tristezas. En varias de sus historias muestra la disolución de parejas, probablemente entregando atisbos de su realidad. Se casó dos veces.

Un dato interesante es que permite que sus personajes hablen por si solos. No se detiene en la descripción profunda, sólo se preocupa de darle vida a sus seres por sí mismos. Les permite existir más allá de su propia creación.

Son reiteradas las veces en que los relatos se enfrascan básicamente en diálogos. Además, los constantes puntos a parte entregan al lector un ritmo acelerado y ágil de las situaciones.

Según él, las novelas son demasiado tediosas.

-“Tenía muchos problemas de concentración que me asaltaban ante las obras narrativas voluminosas”, asegura.

Recibió gran ayuda de su editor en Esquire, Gordon Lish.

“Donde Gardner recomendaba a Carver usar 15 palabras en lugar de 25, Lish le pedía usar 5 en lugar de 15”, según un texto de internet.

Carver se refiere a su estilo como:- “Verlo y soltarlo, sin pena alguna. Avanzar”. Definitivamente esa es su principal característica y fortaleza.

También habló de una de sus obsesiones: “la precisión del enunciado es la única y verdadera moralidad de la escritura”.

A pesar de su complicado pasar económico, en sus últimos años el destino le tenía preparada una buena jugada.

En la década de los ’80 se hizo famoso, incrementando sus ventas considerablemente. Sin embargo, nunca olvidó sus orígenes, ni de dónde provenía la materia prima de sus historias.

El 2 de agosto de 1988, este hombre lleno de talento, murió víctima de un cáncer de pulmón. Tenía 50 años.

Luego de revisar sus escritos hay algo que llama considerablemente la atención. Constantemente utilizó la frase – ¡Hijo de perra! La acuñó en más de un cuento de desamor. Definitivamente, ese fue uno de sus más queridos personajes.

  
Una falda llena de colores y brillos, la cual casi arrastraba por el piso del salón, era la prenda más característica de esta mujer con alma de sofista y argumento socrático.
Liza Grixolli fue la mejor y más extraña profesora de filosofía que ha contratado el Colegio Santa Clara.
Su cabello, con un especial tono café con leche, era largo y liso. Generalmente lo ordenaba sólo gracias a un pañuelo multicolor ¡bien hippie!
Cuando llegaba a la sala era fácil reconocerla. Su voz se escuchaba desde lejos, siempre entraba riendo o gritando cualquier cosa que se le ocurría. Ese perfil entre sicótico y esquizofrénico cautivaba a las alumnas, especialmente a mí.
En una oportunidad, para graficarnos que no podría hablar mucho, entró al salón mostrando a todo el curso la muela del juicio que le habían sacado el día anterior.
Luego de cada cátedra, soñaba que nadie la abordara para poder acercarme y escuchar algunos capítulos de su vida. Todo en ella era de película.
Estudió filosofía en la Universidad de Playa Ancha. Actualemnte hace clases en la USACH. Me contaba de las discusiones teóricas y filosóficas que tenía con sus amigos. Algunos sofistas como ella y otros estoicos.
El día más memorable, jamás será olvidado.
Esperábamos que la profe llegara pronto, ya que la clase anterior, había pedido que nos transformáramos en lo contrario de nosotras mismas, por ejemplo si una era perna esta vez debería ser la más popular de la clase. Todas estábamos listas, con disfraz y todo. Obviamente yo era la perna y me senté en el primer puesto.
Recuerdo que el timbre nos avisó que el recreo había terminado, la alegría era única. Ningun ramo suscitaba tanto interés.
Todas estábamos expectantes. Nadie se imaginaba cuál sería su metamorfosis.
Pasaban los minutos y Lissa no llegaba. Sorpresivamente entró en nuestro salón una mujer de rasgos duros, con el seño fruncido y una vestimenta tipo profesora de reformatorio.
Estábamos pasmadas. La mutación era absoluta, ni siquiera su cabello era el mismo, estaba toda peinada con gomina y llevaba un horrible moño tipo tomate del siglo XIX.
-¡Buenos días alumnas!- nos saludo con un tono grave y agresivo. Inmediatamente nos pusimos de pie.
-¡Bue-nos dí-as pro-fe-so-ra!- gritamos.
Toda la clase fue en ese tono, pero nadie se atrevió a desenmascararla, su caracterización fue merecedora de un Oscar.
Estoy segura que ninguna de nosotras olvidará aquella freak experiencia.
Liza Grixolli, es una leyenda en aquel colegio y mi ídola for ever.
Hoy encontré su nombre en la lista de ganadores de un concurso del supermercado Lider y decidí recordarla.



viernes, 15 de junio de 2007


Hola !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Esta noche es de la aparición...................................hoy no hay historia.............hoy hay puro JUGO... i m sorry ..............

me estoy tomando un whisky con Davik de na muerte......................


I LOVE YOU mister porno.......................


lunes, 11 de junio de 2007

Loquequieres: “Opinando de moda”
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Esta semana:

Los zapatos de mis sueños






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Corría el 30 de noviembre de 2005, cumplía
21 años. Las expectativas eran altas.
Había invitado a varios amigos íntimos. Los esperaba nerviosa y a los regalos también.
Disculpen lo superficial, pero todos aguardamos a recibir algo especial el día de nuestra celebración exclusiva. ¿O no?

Casi eran las 21:00 horas. Uno a uno fueron llegando los convidados. Primero la familia. Como siempre. Y las mismas preguntas de siempre:

-¿Cómo le ha ido en la universidad?
¡Una lata!

Al avanzar las agujas del reloj empezó la acción. Una botella de Cabernet Sauvignon, nada mal me gusta su sabor seco.

Un invitado que jamás volverá a participar de mis celebraciones llegó con un “eau de toillete” al puro estilo Impulse ¿Cómo tan mal gusto? Por último un detallito de Casa Ideas, incluso le habría salido más barato. ¡¿Qué le vamos hacer?!

El sushi se acababa rápido. Miraba a mis amigos y los veía contentos disfrutando de la comida y la música. Eso me alegró.

Pero faltaba alguien. Mi pololo aún no llegaba ¡que nervio! Pensaba y pensaba cuál sería su sorpresa. Toda la semana me había dado miles de pistas falsas para que nunca me imaginara de qué se trataba su regalo ¡horror!

Finalmente, como es de costumbre, llegó de los últimos. Lo vi y mis ojos se llenaron de alegría, ya lo extrañaba mucho.

Se acercó a mí con cara de vergüenza, esa que dice ¡trágame tierra! Él es muy tímido.
Noté que detrás de sus piernas, bien agarrada entre sus dedos traía una bolsa cuya marca reconocía.

¿PEZ? Pensé. – ¡Nooooo! ¡No lo puedo creer!- Le grité antes que me pasara la bolsa.

Desde los 16 años había querido comprarme cualquier cosa de la tienda PEZ, esa que queda en el Drugstore. Pero sus precios son un poco elevados para una escolar.

Esta marca tiene accesorios, ropa –de hombre y mujer- zapatos ¡hay los zapatos, son tan bellos! De punta cuadrada bien exagerada, igual que yo ¡Eran mi sueño!

En la ropa abundan los colores. Las telas son variadas. Razo, plush, algodón, gabardina, pero principalmente mezclilla.

Además hay lentes, carteras, aros y collares. Todo muy exclusivo y alternativo.

¡Y qué decir de la infraestructura! Moderna, las murallas blancas, bien minimalistas.

Pez definitivamente es una tienda que hay que visitar ¡Me encanta!

Entonces, mi pololo estiró la mano y sin sacar de la bolsa el regalo, me lo entregó.

Un poco histérica, abrí el paquete. Una caja amarilla con el símbolo de la marca estaba frente a mis ojos. La abrí y encontré en ella el par de zapatos más lindo que podía imaginar.

“Los leopardo”, así los llamo hoy y los utilizó sólo en ocasiones especiales. Aún no sé cómo mi novio, que apropósito tiene pésimo gusto, los descubrió.


Pez

Av. Providencia #2124

loc.AB

Fono: 3348785

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