“¡Hijo de perra!”
Preciso, conciso, sobrio, parco ¡Realismo sucio!
Raymond Carver, es un norteamericano que marcó el estilo minimalista de la escritura yanki. Sus textos entregan los datos exactos y necesarios para comprender las escenas, sin confeti.
Nació en 1938. Proveniente de una familia humilde, se desarrollo como escritor bajo el alero de John Gardner en el Chico State Collage, California.
Sus escritos denotan la compleja situación de los obreros y el proletariado en esos años. En plena crisis económica norteamericana, la clase baja debía sacrificarse sobremanera para poder conseguir alimentos y abrigo.
Carver pertenece a este segmento y lo retrata. Intenta retratarse. Y lo logra.
Alcohólico, igual que su padre, remarca este vicio en sus cuentos. Por ejemplo, en su Antología crea distintos personajes que son prisioneros de la bebida, los que se ven entristecidos y corroídos por ella. Holly, la chica de los ojos verdes es una de las víctimas.
Explota la decadencia y las tristezas. En varias de sus historias muestra la disolución de parejas, probablemente entregando atisbos de su realidad. Se casó dos veces.
Un dato interesante es que permite que sus personajes hablen por si solos. No se detiene en la descripción profunda, sólo se preocupa de darle vida a sus seres por sí mismos. Les permite existir más allá de su propia creación.
Son reiteradas las veces en que los relatos se enfrascan básicamente en diálogos. Además, los constantes puntos a parte entregan al lector un ritmo acelerado y ágil de las situaciones.
Según él, las novelas son demasiado tediosas.
-“Tenía muchos problemas de concentración que me asaltaban ante las obras narrativas voluminosas”, asegura.
Recibió gran ayuda de su editor en Esquire, Gordon Lish.
“Donde Gardner recomendaba a Carver usar 15 palabras en lugar de 25, Lish le pedía usar 5 en lugar de
Carver se refiere a su estilo como:- “Verlo y soltarlo, sin pena alguna. Avanzar”. Definitivamente esa es su principal característica y fortaleza.
También habló de una de sus obsesiones: “la precisión del enunciado es la única y verdadera moralidad de la escritura”.
A pesar de su complicado pasar económico, en sus últimos años el destino le tenía preparada una buena jugada.
En la década de los ’80 se hizo famoso, incrementando sus ventas considerablemente. Sin embargo, nunca olvidó sus orígenes, ni de dónde provenía la materia prima de sus historias.
El 2 de agosto de 1988, este hombre lleno de talento, murió víctima de un cáncer de pulmón. Tenía 50 años.
Luego de revisar sus escritos hay algo que llama considerablemente la atención. Constantemente utilizó la frase – ¡Hijo de perra! La acuñó en más de un cuento de desamor. Definitivamente, ese fue uno de sus más queridos personajes.





