El gabinete del Dr. Caligari:

Expresionismo puro


Corrían los años 20’ y Europa vivía una de sus más grandes crisis humanitarias luego de la Primera Guerra Mundial. Hambruna, violencia y desconsuelo eran la tónica de esos tiempos.
En este contexto el alemán, Robert Wiene, filma El Gabinete del Doctor Caligari, primer película expresionista que desconcierta al público de la época.
Un extraño personaje llamado Dr. Caligari (Werner Kraub) llega al pueblo acompañado de Césare (Conrad Veidt) un hombre que sufre catalepsia, el cual ha dormido durante 23 años y que tiene la asombrosa facultad de predecir el futuro. Desde ese momento todo cambiará en aquel lugar. Lo peor es que se origina una extraña coincidencia entre su arribo y una ola de crímenes que perturba a la población.
En la escenografía predominan las terminaciones puntiagudas, que crean una atmósfera tensa, llena de incentivos visuales. A pesar de que la película es en blanco y negro, su ambientación envuelve a simple vista. La escenografía está hecha con materiales simples como cartón y géneros que cuelgan como si fueran murallas. Todo en esta obra alemana es expresionismo. Nada está dejado al azar.
Además de la ambientación, la interpretación de los personajes exagerada y llena de desesperación, combina perfectamente con el concepto artístico del film. Los actores gritan, lloran, se exasperan y enloquecen sin necesidad de sonido, ya que es una película muda.
Otro punto importante es la música creada por Giuseppe Becce. Jazz fusión que se presenta como un factor decisivo a la hora de sopesar la falta de voces.
Respecto del tratamiento de la historia se puede decir que la vanguardia es su fuerte. Mientras avanza la película sabemos que está se dirige en una dirección, sin embargo de un momento a otro da un vuelco inesperado, cosa que en la actualidad no es nuevo, basta con recordar “Sexto sentido” y muchas otras películas de misterio y suspenso. Pero El gabinete del Dr. Caligari es la primera que juega con esta ambigüedad entre lo evidente y lo real. Este film nos deja en un estado de vulnerabilidad, en el cual nos podemos llegar preguntar si vivimos en el mundo real o si vagamos por dimensiones y fases alucinantes.