Viernes por la tarde y me dirigía donde la Palok junto con mis secuaces. La flaca estaba de cumple, todos asistirían. Era una reunión de vieja escuela. Tantos años que han pasado entre la Universidad, los carretes, las desgracias, las alegrías, en fin.


Tomamos unas chelas, vimos el video que le hice a la Palok, comimos, tomamos chelas, comimos y conversamos hasta mordernos la lengua.

Hace meses, incluso me atrevo a decir un año, que no nos juntábamos con estos cabros. Todo el mundo hablaba gritando de pura euforia y alegría por la reunión.

Los chicos me cobraban sentimientos. Preguntaban porque estábamos tan distanciados y yo no tenía muchos argumentos aparte de que hay que evolucionar. Es que ya no se puede andar webiando como antes.

Pasábamos tardes completas carretiando, riéndonos, experimentando todos los tipos de estados posibles. A bar que entrábamos con las chicas dejábamos la cagá. Todo el mundo nos conocía. Uno entraba saludando como si fuera famosa. Ja jaja eramos bastante pasás a caca en todo caso.

Y es que teníamos arrastre, muchos jotes nos circundaban unos más o menos decentes que otros. Onda sin piedad.

Eramos chicas algo descuadradas a veces. Principalmente yo, lo asumo. Pero vivimos una vida de adolecentes que nos dejó mucho para recordar y además también aprendimos de nuestros tropiezos.


Hoy todos estamos en la nuestra unos trabajando, otros no. Unos más exitosos que otros, algunos distintos, otros igual que siempre y así sucesivamente.

Pero esa tarde al ver a mis amigos después de tanto tiempo fue interesante volver a experimentar sensaciones del pasado que ya se me estaban olvidando.